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El cambio de actitud aumenta las esperanzas de que Azerbaiyán limpie la contaminación tóxica
De niño, Rovshan Abbasov pasaba veranos idílicos en las montañas de Azerbaiyán jugando al aire libre. Pero cuando las vacaciones terminaban, volvía a la vida del pueblo centrada en el cultivo del algodón, con ello llegaba la exposición a los fertilizantes y otros tóxicos aplicados a la cosecha. Rovshan recuerda los aviones de vuelo bajo que rociaban nubes de un polvo blanco que olía muy mal. Solo más tarde entendió de que era DDT. Hoy Rovshan es una figura destacada que se dedica a la limpieza de sitios tóxicos heredados de la antigua Unión Soviética.